
El verdadero potencial de una cámara multiespectral no es generar mapas de colores, sino funcionar como un espectrómetro de precisión que cuantifica la respuesta biofísica de las plantas.
- El análisis va más allá del NDVI, utilizando índices como el NDRE o SAVI, específicos para cada cultivo y fase fenológica en España.
- La calibración radiométrica no es opcional; es el paso crítico que convierte datos brutos en mediciones científicas comparables en el tiempo.
Recomendación: Deje de ver el estrés y empiece a diagnosticarlo. Integre los datos del dron con análisis foliares y de suelo para un manejo agronómico verdaderamente proactivo y rentable.
Para el ojo no entrenado, un campo de cultivo es una vasta extensión de verde. Para un agrónomo experimentado, es un mosaico de sutiles variaciones. Pero para una cámara multiespectral, es un torrente de datos invisibles, una sinfonía de luz reflejada que cuenta la historia secreta de cada planta. Muchos en el sector agrícola ya hablan de drones y mapas de vigor, asociando la tecnología a una simple monitorización para «ver dónde hay problemas». Se centran en el famoso índice NDVI como si fuera la única respuesta y en los mapas de colores como el producto final.
Pero, ¿y si esta visión fuera solo la punta del iceberg? ¿Y si la verdadera revolución no estuviera en ver el estrés, sino en medirlo con la precisión de un laboratorio? El auténtico poder de esta tecnología no reside en su capacidad para tomar «fotos aéreas avanzadas», sino en su naturaleza como herramienta de espectrometría. Funciona descodificando la firma espectral de las plantas, una huella dactilar de luz que revela su estado fisiológico mucho antes de que los síntomas sean visibles para el ojo humano. La clave no es solo usar la tecnología, sino entender la física que la sustenta.
Este artículo abandona la superficie para sumergirse en la ciencia. No hablaremos de mapas bonitos, sino de reflectancia, calibración y diagnóstico diferencial. Exploraremos cómo cada banda de luz nos da una pista, por qué el NDVI a menudo se queda corto en cultivos clave en España como la viña o el olivar, y cómo la calibración es el ritual que separa una simple imagen de un dato científico. Nuestro objetivo es transformar su percepción: de usuario de una herramienta a intérprete experto de un lenguaje complejo, el lenguaje de la luz.
Para navegar por este análisis en profundidad, hemos estructurado el contenido en secciones lógicas que van desde los principios físicos fundamentales hasta las estrategias de implementación y sus limitaciones. Este es el camino que seguiremos para desvelar el verdadero poder de la visión multiespectral.
Índice de contenidos: La guía definitiva de la espectrometría agrícola
- Decodificando la luz: qué te dice cada banda de una cámara multiespectral sobre tus plantas
- Lo que el ojo no ve: cómo un dron multiespectral diagnostica la salud de tus cultivos
- NDVI no es la única respuesta: qué índice de vegetación usar para cada cultivo y momento
- El ritual de la precisión: por qué la calibración de tu cámara es el paso más crítico
- Del cielo a la hoja: la estrategia definitiva para un diagnóstico nutricional completo
- La visión del futuro: cómo predecir enfermedades y estimar cosechas con análisis multiespectral
- La cámara no lo ve todo: las limitaciones del análisis multiespectral y por qué sigues necesitando tus botas
- El guardián de tu cosecha: cómo crear un sistema de vigilancia proactiva para la salud de tus cultivos
Decodificando la luz: qué te dice cada banda de una cámara multiespectral sobre tus plantas
Una cámara multiespectral no toma fotografías; captura datos de reflectancia en longitudes de onda específicas. Cada una de estas bandas es una pregunta que le hacemos a la planta, y su respuesta es la cantidad de luz que refleja. Entender este diálogo es fundamental. Una planta sana es una máquina de fotosíntesis. Sus pigmentos, principalmente la clorofila, absorben con avidez la luz en las bandas del azul (aprox. 450 nm) y, sobre todo, del rojo (aprox. 660 nm) para convertirla en energía. Por eso, una baja reflectancia en estas bandas es señal de una alta actividad fotosintética, es decir, de vigor.
La magia ocurre en lo invisible. La estructura celular interna de una hoja sana, el mesófilo esponjoso, actúa como un reflector casi perfecto para la luz del infrarrojo cercano (NIR, aprox. 840 nm). Una alta reflectancia en el NIR es el indicador más potente de una buena estructura celular y turgencia. Cuando una planta sufre estrés (hídrico, nutricional o por enfermedad), la primera cosa que se degrada es esta estructura interna, provocando una caída drástica en la reflectancia NIR, mucho antes de que la clorofila se degrade y la hoja amarillee.
Otras bandas ofrecen diagnósticos más sutiles. El borde rojo (Red Edge, aprox. 717 nm) es la zona del espectro donde la reflectancia de la vegetación aumenta abruptamente. Es extremadamente sensible a cambios en el contenido de clorofila y es crucial para detectar estrés en etapas tempranas, cuando el NDVI aún no muestra variaciones. Como afirma Grupo Acre, un referente en el sector, «con las imágenes multiespectrales de alta resolución, los usuarios tienen una mejor oportunidad de identificar problemas que afectan la fisiología de las copas de las plantas. Las enfermedades, los insectos y los problemas de nutrientes a menudo causan daños fisiológicos antes de que los síntomas puedan verse en RGB». Esta capacidad predictiva es asombrosa, y un estudio del CSIC ha demostrado que las cámaras hiperespectrales y térmicas alcanzan un 80% de fiabilidad en el diagnóstico de olivos infectados con Xylella sin síntomas visibles.

Esta descomposición visual de la luz es lo que llamamos la firma espectral. No es una imagen, es un gráfico de datos, una huella dactilar única que nos dice exactamente cómo está interactuando la planta con la energía del sol. Aprender a leer esta firma es el primer paso para pasar de ser un simple operario de drones a un verdadero analista agronómico.
Lo que el ojo no ve: cómo un dron multiespectral diagnostica la salud de tus cultivos
La verdadera utilidad de un dron equipado con una cámara multiespectral radica en su capacidad para actuar como un escáner de diagnóstico a gran escala. Mientras un agrónomo camina por la finca, su visión se limita a lo que el ojo humano puede percibir en el espectro visible (RGB). El dron, sin embargo, ve el cultivo en múltiples dimensiones de luz, revelando patrones de estrés completamente invisibles desde el suelo. La banda del infrarrojo cercano (NIR) es el mejor ejemplo. Actúa como un termómetro de la salud vegetal; una caída en su reflectancia es como una «fiebre» que alerta de un problema semanas antes de que aparezcan síntomas como el amarilleo o la necrosis.
En la práctica, un vuelo de 20 minutos puede mapear decenas de hectáreas, generando un volumen de datos que sería imposible de recopilar a pie. Esta información no es subjetiva, son mediciones cuantitativas que se transforman en mapas de vigor. Estos mapas no solo señalan las zonas «malas» en rojo y las «buenas» en verde; revelan la variabilidad espacial de la parcela. Identifican áreas de bajo desarrollo que pueden corresponder a problemas de compactación del suelo, fallos en el sistema de riego o focos de enfermedades que comienzan a extenderse.
Estudio de caso: Diagnosticando viñedo en el Penedès
La empresa Vitidron, especializada en viticultura de precisión, realiza vuelos en viñedos de la región del Penedès. Los datos multiespectrales revelan zonas de vigor desigual que son imperceptibles a pie de campo. Esta heterogeneidad afecta directamente a la maduración de la uva y, por tanto, a la calidad del futuro cava. Con estos mapas, la bodega puede realizar una vendimia selectiva o aplicar tratamientos de nitrógeno de forma variable, reduciendo el uso de fitosanitarios y cumpliendo con la normativa de zonas vulnerables. La tecnología transforma una percepción subjetiva en datos cuantificables para decisiones agronómicas de alta precisión.
Este diagnóstico aéreo permite una gestión mucho más eficiente. En lugar de aplicar fertilizantes o fitosanitarios de manera uniforme en toda la parcela, el agricultor puede generar mapas de aplicación variable. Esto significa aportar los insumos solo donde y cuando se necesitan, lo que se traduce en un ahorro de costes significativo y una reducción del impacto ambiental. El dron no reemplaza al agrónomo, sino que multiplica su capacidad de observación, guiándole directamente a los puntos problemáticos para que pueda realizar un diagnóstico en profundidad con sus propias manos.
NDVI no es la única respuesta: qué índice de vegetación usar para cada cultivo y momento
El Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI) es el estándar de la industria, el más conocido y utilizado. Compara la reflectancia del rojo (que la clorofila absorbe) con la del infrarrojo cercano (que la estructura celular refleja). Es una excelente medida general del vigor, pero tiene una limitación crítica: la saturación. En cultivos con una biomasa muy densa, como el maíz en fases avanzadas o una viña con un dosel foliar frondoso, el NDVI alcanza su valor máximo y ya no es capaz de detectar diferencias sutiles de vigor o estrés. Todas las zonas muy verdes se ven igual de «sanas», ocultando problemas subyacentes.
Aquí es donde entra en juego un arsenal de índices alternativos, cada uno diseñado para una situación específica. El NDRE (Normalized Difference Red Edge), por ejemplo, sustituye la banda roja por la del borde rojo. Como esta banda es más sensible a la concentración de clorofila, el NDRE es mucho más eficaz que el NDVI para detectar estrés en fases tardías del cultivo, justo cuando el NDVI se satura. Es el índice de elección para el seguimiento de la viña antes de la vendimia.
Otros índices responden a problemas concretos. El GNDVI (Green NDVI) usa la banda verde en lugar de la roja, lo que lo hace más sensible a la clorosis y a las deficiencias nutricionales en sus primeras etapas. Por otro lado, en cultivos leñosos como el olivar joven o en marcos de plantación amplios, la influencia del suelo desnudo puede distorsionar el NDVI. Para ello se crearon índices como el SAVI (Soil-Adjusted Vegetation Index), que introduce un factor de corrección del suelo para obtener una medida más precisa del vigor real de la planta. La elección del índice correcto es tan importante como la calidad de la imagen.
La siguiente tabla, adaptada para cultivos y regiones representativas de España, sirve como guía para seleccionar la herramienta de análisis más adecuada según el objetivo agronómico.
| Índice | Cultivo Recomendado | Fase del Ciclo | Aplicación Principal | Ventaja Clave |
|---|---|---|---|---|
| NDVI | Cereal, maíz genérico | Desarrollo general | Vigor general del cultivo | Estándar de referencia universal |
| NDRE | Viña (Rioja, Ribera Duero) | Fases tardías | Estrés en crecimiento avanzado | Detecta clorofila cuando NDVI se satura |
| GNDVI | Vid, hortícolas | Brotación temprana | Clorosis y deficiencias | Detección precoz de estrés nutricional |
| SAVI | Olivar joven (Andalucía, Extremadura) | Marco amplio | Compensar influencia del suelo | Superior a NDVI en suelos desnudos |
| OSAVI | Cítricos (Comunidad Valenciana) | Cobertura variable | Cultivos con variabilidad edáfica | Optimizado para suelos heterogéneos |
El ritual de la precisión: por qué la calibración de tu cámara es el paso más crítico
Podemos tener el dron más avanzado y la cámara de mayor resolución, pero si no realizamos una correcta calibración radiométrica, nuestros datos serán, en el mejor de los casos, cualitativos. Serán «fotos bonitas» que muestran diferencias relativas dentro de un mismo vuelo, pero no mediciones científicas comparables en el tiempo. La calibración es el proceso que convierte los valores brutos del sensor (conocidos como Números Digitales o DN) en valores de reflectancia de superficie, una medida física y estandarizada.
¿Por qué es esto tan crucial? Porque la luz que llega al sensor del dron está afectada por multitud de factores variables: la hora del día (ángulo del sol), la nubosidad, la neblina o la calima. Sin calibración, una zona de su cultivo podría aparecer con un NDVI más bajo en un vuelo de la tarde simplemente porque las condiciones de luz han cambiado, no porque la salud de las plantas haya empeorado. Esto llevaría a diagnósticos erróneos y a la pérdida total de confianza en la tecnología. Según la documentación de ArcGIS, la calibración radiométrica completa es esencial para obtener mediciones cuantitativas, ya que puede eliminar hasta el 85% de la variabilidad introducida por la atmósfera y el propio sensor.
El proceso se realiza utilizando un panel de calibración radiométrica. Se trata de una placa con superficies de reflectancia conocida y estable en las diferentes bandas del espectro. Antes y después del vuelo, se toma una foto del panel. El software utiliza estas imágenes de referencia para corregir todas las demás fotos del vuelo, ajustando los valores para compensar las condiciones de iluminación específicas de ese momento. Como explican los expertos, «para calibrar correctamente las bandas, es necesario tener en cuenta los efectos atmosféricos […] y el ángulo del sol. […] estas correcciones se consiguen con el uso de paneles de calibración». Solo tras este proceso podemos comparar un mapa de NDVI de mayo con uno de julio y estar seguros de que los cambios que vemos son reales y se deben a la evolución del cultivo, no a un artefacto de la iluminación.
Plan de acción: Protocolo de calibración radiométrica
- Fotografiar el panel: Realizar una fotografía del panel de calibración (de reflectancia conocida) inmediatamente antes del vuelo, en las mismas condiciones de luz que el área de estudio.
- Capturar durante el vuelo (opcional): Algunos sistemas permiten capturas adicionales durante el vuelo para corregir variaciones atmosféricas en tiempo real.
- Ingresar valores en software: Introducir en el software de procesado los valores de reflectancia específicos del panel para cada banda (rojo, verde, NIR, etc.).
- Ejecutar corrección: Aplicar la corrección a reflectancia de superficie en el software para normalizar todas las imágenes del vuelo.
- Validar consistencia: Comprobar la consistencia radiométrica entre diferentes vuelos superponiéndolos sobre zonas invariantes (asfalto, tejados) para asegurar que sus valores de reflectancia no cambian.
Del cielo a la hoja: la estrategia definitiva para un diagnóstico nutricional completo
Un mapa multiespectral es una herramienta de diagnóstico increíblemente potente, pero nos dice el «qué» y el «dónde», no siempre el «porqué». Un mapa de NDRE puede señalarnos una zona de baja actividad de clorofila en nuestro viñedo, pero no nos dice si la causa es una deficiencia de nitrógeno, de hierro, un problema de compactación que impide la absorción de nutrientes o el inicio de una enfermedad. Aquí es donde la tecnología aérea debe encontrarse con la agronomía de campo. La estrategia más eficaz es usar los mapas de vigor para dirigir un muestreo inteligente y representativo, conocido como «Smart Sampling».
El método tradicional de análisis foliar implica tomar decenas de muestras al azar por toda la parcela, un proceso costoso y que a menudo no captura la variabilidad real. Con un mapa multiespectral, podemos dividir la parcela en 2 o 3 zonas de vigor (alto, medio y bajo). En lugar de tomar 20 muestras aleatorias, tomamos 3 o 4 muestras de hojas dentro de cada zona claramente delimitada. Este enfoque es más rápido, más económico y, lo que es más importante, nos da una visión mucho más clara de lo que está ocurriendo.
El flujo de trabajo es un ciclo de retroalimentación que combina lo mejor de ambos mundos:
- Vuelo y Mapeo: Se realiza el vuelo multiespectral y se genera un mapa de vigor (usando el índice adecuado) que zonifica la parcela.
- Muestreo Dirigido: Con el mapa en la tablet, el agrónomo se dirige a las zonas representativas (roja, amarilla, verde) y toma las muestras foliares.
- Análisis de Laboratorio: Las muestras se envían a analizar para determinar los niveles de macro y micronutrientes.
- Correlación de Datos: Se cruzan los resultados del laboratorio con los valores del índice de vegetación de cada zona. Por ejemplo, descubrimos que la zona «roja» (bajo vigor) tiene una clara deficiencia de magnesio.
- Acción Precisa: Ahora podemos aplicar un tratamiento foliar de magnesio específicamente en la zona roja, o investigar si hay un problema de pH en el suelo de esa área que bloquea su absorción.
Esta integración convierte los datos aéreos en un conocimiento agronómico profundo y accionable. Con el tiempo, al correlacionar datos de varios años, se pueden incluso construir modelos predictivos de deficiencias nutricionales específicos para cada finca y variedad, como el olivo Picual frente al Arbequina, llevando la agricultura de precisión a un nuevo nivel de proactividad.
La visión del futuro: cómo predecir enfermedades y estimar cosechas con análisis multiespectral
Una vez que dominamos la captura de datos calibrados y su validación en campo, el análisis multiespectral trasciende el diagnóstico del presente para convertirse en una herramienta predictiva. Al monitorizar la evolución de los índices de vegetación a lo largo del ciclo de cultivo, podemos empezar a correlacionarlos con resultados finales como la producción o la calidad. Esto abre la puerta a la estimación de cosechas y a la predicción de problemas a gran escala.
En cultivos como el olivar, el vigor y la biomasa de los árboles en ciertos momentos clave del año están directamente relacionados con la producción final de aceituna. Al combinar los datos multiespectrales con un modelo digital del terreno (MDT), es posible no solo contar los árboles con precisión, sino también estimar su volumen y, por extensión, su potencial productivo. Esto permite a las cooperativas y grandes explotaciones anticipar el volumen de la cosecha, optimizar la logística de la almazara e incluso mejorar su poder de negociación en el mercado.
Estudio de caso: Predicción de producción en el olivar de Jaén
En la provincia de Jaén, se están utilizando imágenes multiespectrales de satélite y dron para predecir la producción de aceitunas y su rendimiento graso. Al correlacionar la biomasa y el vigor de los árboles medidos con índices como el NDVI o el NDRE con la producción histórica, se desarrollan modelos predictivos. Estos modelos permiten a las almazaras planificar sus operaciones de cosecha y molturación con semanas de antelación, gestionar la contratación de personal y maquinaria, y tomar decisiones estratégicas de venta basadas en una estimación fiable de la oferta.
La predicción no se limita a la producción. El potencial más disruptivo está en la detección precoz de enfermedades. Como ya se ha mencionado, el estrés provocado por un patógeno altera la firma espectral de la planta mucho antes de que los síntomas sean visibles. Mediante la creación de «bibliotecas espectrales» de diferentes enfermedades, los algoritmos de inteligencia artificial pueden aprender a identificar la firma específica de, por ejemplo, la roya en el cereal o el mildiu en la vid. Esto permitiría activar alertas tempranas y aplicar tratamientos fitosanitarios de forma casi quirúrgica, únicamente en los focos de infección, revolucionando el manejo de plagas y enfermedades.
La cámara no lo ve todo: las limitaciones del análisis multiespectral y por qué sigues necesitando tus botas
A pesar de su increíble poder, es un error fatal ver la tecnología multiespectral como una bola de cristal infalible. Un mapa de vigor no es un diagnóstico, es un mapa de síntomas. Y, como en la medicina, un mismo síntoma puede tener múltiples causas. Una mancha roja (bajo vigor) en un mapa de NDVI puede ser una plaga, una deficiencia de nitrógeno, un encharcamiento, una zona de compactación del suelo, un fallo en un gotero, o simplemente una zona con un tipo de suelo diferente y menos fértil. La cámara no distingue la causa; solo registra la respuesta de la planta: una menor actividad fotosintética.
Aquí es donde la tecnología se detiene y la experiencia del agrónomo comienza. El mapa es la herramienta que le dice «ve a este punto exacto de la hectárea 42». Pero una vez allí, es imprescindible ponerse las botas, pisar el terreno, coger una pala, observar las hojas, analizar el suelo y usar el conocimiento agronómico para realizar el diagnóstico final. Confiar ciegamente en el mapa sin esta validación en campo (ground-truthing) es la receta para el desastre. Como advierte la plataforma EOS, «un descenso de NDVI no siempre indica problema. Procesos normales como cosecha o envejecimiento natural de las hojas (senescencia) también afectan el valor del índice».

La variabilidad natural del terreno es otro factor de confusión. Cambios en la topografía, la textura del suelo o la profundidad pueden crear patrones en los mapas multiespectrales que parecen problemas de manejo, pero que son simplemente características inherentes de la parcela. Sin el contexto del conocimiento del campo, un agricultor podría terminar aplicando más fertilizante en una zona que, en realidad, tiene un potencial productivo limitado por la naturaleza de su suelo, desperdiciando así tiempo y dinero.
La cámara multiespectral es un estetoscopio increíblemente avanzado que nos permite escuchar el latido del cultivo a una escala sin precedentes. Pero el diagnóstico final siempre requerirá la sabiduría y la intuición del médico: el agrónomo. La tecnología no reemplaza al experto, sino que lo potencia, liberándolo de la búsqueda a ciegas y permitiéndole enfocar su talento donde realmente importa.
Puntos clave a recordar
- Una cámara multiespectral es un espectrómetro: mide la reflectancia de la luz, no solo toma fotos. Su poder está en la cuantificación.
- La calibración radiométrica es obligatoria: transforma los datos brutos en mediciones científicas comparables, eliminando el «ruido» de las condiciones ambientales.
- El NDVI no es la única herramienta: existen índices específicos (NDRE, SAVI, etc.) mucho más efectivos para ciertos cultivos y fases, especialmente en la agricultura española.
El guardián de tu cosecha: cómo crear un sistema de vigilancia proactiva para la salud de tus cultivos
Integrar la teledetección multiespectral no consiste en realizar un vuelo aislado, sino en establecer un sistema de vigilancia continua y proactiva. El objetivo es pasar de reaccionar a los problemas a anticiparlos. Esto se logra planificando una serie de vuelos estratégicos en los momentos fenológicos clave del cultivo, creando una película de la evolución de su salud a lo largo de la campaña. Para la mayoría de los cultivos en España, planificar 3-4 vuelos estratégicos al año permite detectar desviaciones del desarrollo normal y actuar antes de que el daño sea irreversible o afecte a la producción.
Por ejemplo, en viña, un vuelo en brotación, otro antes de la floración y un último en el envero permite monitorizar el crecimiento, la gestión del agua y la maduración. La comparación de los mapas calibrados de un vuelo a otro revela tendencias y permite tomar decisiones informadas. Este enfoque sistemático es la base de la agricultura de precisión y, aunque requiere una inversión inicial, el retorno se manifiesta en ahorro de insumos, optimización de labores y mejora de la calidad y cantidad de la cosecha.
La viabilidad económica de estos sistemas en España se ha visto reforzada por la nueva Política Agraria Común (PAC) 2023-2027. Los llamados ecorregímenes son prácticas voluntarias que incentivan una agricultura más sostenible, y muchas de ellas están directamente relacionadas con la agricultura de precisión. La reducción del uso de fitosanitarios, la optimización de la fertilización o la mejora de la gestión del agua, todas ellas facilitadas por la teledetección, pueden dar acceso a pagos adicionales por hectárea.
Los ecoregímenes me permiten cofinanciar equipos de teledetección. Con agricultura de precisión, reducí uso de fitosanitarios un 40%, cumplí normativa de zonas vulnerables y accedí a pagos adicionales. El ROI llegó en año y medio gracias a ahorro en insumos y elegibilidad para 9 programas de ecoregímenes diferentes según parcela.
– Agricultor de Castilla-La Mancha
Esta sinergia entre la tecnología y las políticas de apoyo crea un ecosistema donde la inversión en digitalización no solo se justifica por la mejora agronómica, sino que también se acelera gracias a los incentivos económicos. El dron deja de ser un gasto para convertirse en una inversión estratégica que genera un doble retorno: en el campo y en las ayudas de la PAC.
Transforma tus datos en decisiones agronómicas rentables. Empieza hoy a construir tu sistema de vigilancia proactiva, aprovechando la tecnología y las herramientas de financiación disponibles para llevar tu explotación al siguiente nivel de eficiencia y sostenibilidad.
Preguntas frecuentes sobre El superpoder de la luz: desvelando los secretos de los cultivos con cámaras multiespectrales
¿Cuál es el periodo de retorno de inversión típico para un dron multiespectral en España?
Varía significativamente según la escala y el tipo de cultivo. Para explotaciones de alrededor de 500 hectáreas, el ROI puede tardar 24 meses o más. En operaciones más grandes, de más de 2000 hectáreas, se puede alcanzar en unos 3.6 años. Cultivos de alto valor como la vid y el olivo intensivo suelen ofrecer un retorno más rápido. El uso del dron para aplicaciones combinadas (monitoreo y fumigación) también acelera la amortización.
¿Qué ayudas de la PAC 2023-27 financian la digitalización agrícola en España?
Los ecoregímenes voluntarios, que representan el 23% de las ayudas directas, son la principal vía. Ofrecen pagos de entre 40 y 165 euros por hectárea, dependiendo de la práctica sostenible adoptada (muchas de las cuales se optimizan con agricultura de precisión). Además, existen ayudas para servicios de asesoramiento en digitalización a través de los fondos FEADER. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el presupuesto asignado para estos servicios en el periodo 2023-2027 asciende a 4.700.000 euros para servicios de digitalización.
¿Cómo se valida la fiabilidad de los datos multiespectrales para justificar prácticas ante la PAC?
La clave es la consistencia y la trazabilidad. El uso de un protocolo de calibración radiométrica con un panel de reflectancia en cada vuelo es fundamental. Esto garantiza que los datos sean comparables a lo largo del tiempo y entre diferentes campañas. Disponer de una serie histórica de datos calibrados es el mejor argumento para demostrar la adopción y el mantenimiento de prácticas agrícolas sostenibles exigidas por los ecoregímenes.
¿Cuál es el coste operativo aproximado de un vuelo multiespectral?
Los costes varían según la empresa de servicios y la escala del trabajo. Como referencia, un vuelo de monitoreo puede costar entre 5 y 8 euros por hectárea. Si se incluye la aplicación de productos (fumigación con dron), el coste puede ascender a entre 7 y 20 euros por hectárea. Los precios por vuelo para parcelas pequeñas pueden partir de los 500 euros, mientras que para grandes extensiones pueden superar los 3.000 euros.